No hay puertas imposibles de abrir. No hay guerras imposibles de ganar. No hay equivocaciones imposibles de corregir o canciones imposibles de cantar. No hay obstáculos imposibles de superar. No hay nombres innombrables. No hay sueños imposibles. No hay costuras invisibles. No hay crímenes sin vergüenza. No hay rimas imposibles de rimar. No hay gemelos idénticos o pecados perdonables. No hay enfermedades incurables. No hay emociones imposibles de matar. No hay objetivos imposibles de lograr. No hay almas imposibles de salvar. No hay reyes o reinas legítimos. No hay verdades indiscutibles. Y no hay fuente de la juventud.