La fiebre de un sábado azul 
y un domingo sin tristezas. 
Esquivas a tu corazón 
y destrozas tu cabeza
y en tu voz, sólo un pálido adios 
y el reloj en tu puño marcó las tres. 
El sueño de un sol y de un mar 
y una vida peligrosa 
cambiando lo amargo por miel 
y la gris ciudad por rosas 
te hace bien, tanto como hace mal 
te hace odiar, tanto como querer y más.